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Deepfake: manipulación de vídeos mediante inteligencia artificial

por 11 de septiembre de 2023No hay comentarios

Deepfake: manipulación de vídeos mediante inteligencia artificial

En el mundo en rápida evolución de la inteligencia artificial (AILos deepfakes se están convirtiendo en una de las aplicaciones más debatidas y controvertidas. Pero ¿qué son exactamente? Se trata de vídeos manipulados mediante algoritmos de IA para hacerlos extremadamente realistas. El objetivo es combinar o superponer imágenes y vídeos existentes con artefactos creados digitalmente. Por ejemplo, se puede alterar el rostro de una persona en un vídeo, modificando lo que dice e incluso sincronizando palabras con movimientos faciales.

El término "deepfake" proviene de la combinación de dos palabras: "fake", que significa falso, y "aprendizaje profundo", la técnica de IA utilizada para generar estos videos. Uno de los enfoques más comunes para crearlos utiliza Redes Generativas Antagónicas (GAN), redes neuronales que compiten entre sí para minimizar errores y producir resultados cada vez más precisos.

Cómo funcionan los deepfakes: tecnología detrás de la magia

Crear un deepfake es un proceso fascinante pero complejo. El método más común se basa en redes neuronales que utilizan la técnica de "intercambio de rostros". Aquí es donde entra en juego un algoritmo llamado autocodificador. Este programa analiza un videoclip o una fotografía, estudia la apariencia del individuo desde varios ángulos y luego asigna esta información a otro individuo. Este intercambio de rostros es tan sofisticado que es casi indistinguible de un video real.

Riesgos asociados con los deepfakes: más allá de la tecnología

A pesar de sus aplicaciones potencialmente positivas, los deepfakes plantean riesgos importantes, especialmente si se utilizan de forma inadecuada. Estos riesgos van desde la difusión de noticias falsas hasta la creación de vídeos comprometedores con fines de venganza personal o pornografía de venganza. De hecho, los deepfakes tienen una historia que se remonta a 1997, cuando el programa “Video Rewrite” se utilizó por primera vez para editar vídeos añadiendo detalles que no estaban presentes en el metraje original.

Con la creciente potencia computacional disponible hoy en día, la calidad de los deepfakes ha mejorado significativamente. Esto hace que sea cada vez más difícil distinguirlos de los vídeos auténticos, lo que aumenta los riesgos asociados a la desinformación y la manipulación mediática.

Protección de la identidad y la privacidad: medidas adoptadas

Dada la posible gravedad del robo de identidad mediante deepfakes, varias agencias de privacidad están emitiendo directrices para concienciar a la ciudadanía sobre el uso indebido de esta tecnología. Quienes aparecen en un deepfake sin su consentimiento no solo pierden el control de su imagen, sino que también corren el riesgo de que sus ideas y opiniones sean distorsionadas. En algunos casos, las personas pueden aparecer en situaciones o lugares potencialmente comprometedores, lo que supone una grave amenaza para su privacidad y dignidad.

En conclusión, los deepfakes son un arma de doble filo: si bien el potencial de creación de contenido es inmenso, los riesgos asociados son igualmente grandes. La concienciación y la educación pública son cruciales para mitigar los impactos negativos de esta tecnología emergente.

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